El mal aliento, conocido técnicamente como halitosis, es un problema que afecta a numerosas personas. Algunas tienen constancia de ello y otras, aunque también lo padezcan, aún no se han percatado.
Al suponer una molestia para los demás y uno mismo, conviene, en caso de que no remita, recurrir a remedios para combatirlo. A continuación, te explicamos cuáles son las causas de este inconveniente y qué medidas puedes poner en práctica para erradicarlo.
¿Cuáles son las causas del mal aliento?
En primer lugar, hemos de señalar que no todas las causas del mal aliento tienen que ver con la higiene bucodental. Ten en cuenta que, en ocasiones, la halitosis puede ser una de las manifestaciones externas de un problema de salud interior más grave.
Por consiguiente, de cara a quitar el mal aliento resulta prioritario diagnosticar correctamente a qué se debe. Recuerda que el origen también puede hallarse en determinados malos hábitos generales, como una alimentación poco saludable, el tabaquismo o el consumo excesivo de alcohol y medicamentos.
Sin embargo, a grandes rasgos, hay un factor íntimamente relacionado con la mala salud bucodental que concurre en los cuadros de halitosis. Nos referimos a la aparición de las bacterias derivadas de los restos de los alimentos que permanecen en la boca.
Dichas bacterias tienden a acumularse dando lugar a la placa dental en torno a la línea gingival. Su concentración provoca el mal olor que está detrás de muchos de los casos de mal aliento. Inconvenientes como la escasa producción de saliva, propia de la xerostomía (afección que implica la sequedad bucal) conllevan complicaciones añadidas para la halitosis.
¿Cómo puedes quitar el mal aliento?
En este punto, queremos incidir en que si adoptas ciertas precauciones puedes luchar contra la halitosis de una forma efectiva. La primera de ellas tiene que ver con visitar a tu odontólogo de confianza. La clave reside en que pueda diagnosticar el origen del mal olor y te prescriba un tratamiento con productos específicos para eliminarlo.
No obstante, por tu propia cuenta, también puedes ir aumentando el número de veces que te cepillas los dientes. Tres al día, una después de cada comida, deberían ser suficientes para empezar a erradicar este inconveniente. Incluso, vale la pena que te cepilles la lengua, ya que las bacterias también habitan en ella.
Combina los cepillados con flúor con otras pautas de higiene bucal complementarias. Por ejemplo, utilizar el hilo dental, al menos, una vez al día te va a facilitar extraer los pequeños restos de comida que se hayan quedado atrapados en los huecos más estrechos de los dientes.
Los enjuagues bucales, por su parte, también van a resultar muy útiles para conseguir suprimir los olores que causan las bacterias. Y, por último, no olvides que una limpieza general, realizada en profundidad por tu odontólogo cada semestre, va a contribuir a combatir los desechos orgánicos que pueden causar la halitosis.
En definitiva, aunque el mal aliento es una consecuencia desagradable de tu salud bucodental puede ser superado con efectividad llevando a cabo buenos hábitos higiénicos. ¿Has tomado buena nota?
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